EL VIGILANTE

Había un maestro un tanto extraño, al atardecer bajaba hasta la orilla del río para sumergirse en la quietud y serenidad del fluir lento y sosegado de las aguas. A media noche regresaba.


Se sentaba junto a la riberar. Dejaba su mirada fija sobre la superficie del agua y observaba los reflejos de su propio ser. Cuando volvía pasaba por delante de la casa de un hombre rico que tenía un vigilante apostado en la puerta.

El vigilante estaba intrigado porque cada noche, a la misma hora, el maestro regresaba ensimismado en sus pensamientos.


Aquel día salío a su encuentro y le dijo: "perdona si te molesto en tus meditaciones, pero la curiosidad me intriga cada noche ¿ a qué te dedicas ? ¿ qué oficio es el tuyo que te lleva a permanecer tantas horas junto al río ?. Algunas noche te he seguido, perono llego a comprender tu ocupación o el sentido a lo que haces "


El maestro sonrió serenamente y respondió: " sé que me has seguido muchas veces, porque he escuchado tus pasos en el silencio de la noche. Y sé que todos los días te escondes detrás del portón. Pero yo también siento curiosidad por tu oficio: ¿ a qué te dedicas ? "

El guardián contestó: "soy un simple vigilante"

El maestro le dijo: " acabas de decir la palabra clave que explica mi ocupación. Yo soy también un vigilante"

El guardián se apresuró a responder: " no lo entiendo, si eres vigilante deberías estar vigilando alguna cosa o algún palacio. ¿ qué vigilas sentado junto al río ?

El maestro explicó: "ahí está la diferencia: Tú vigilas que nadie entre al palacio de tu amo. Yo me vigilo a mi mismo"

El guardíán dijo: " Ese es un trabajo muy raro. ¿Cómo puede una persona vigilarse a sí misma ?

El maestro respondió: " esta noche he contemplado las mansas y silenciosas aguas del río.. y he comprobado que aunque las agua cambian continuamente, el cauce del río permanece siempre. Así soy yo: las gentes y las cosas que forman mi vida van cambiando constantemente, pero y o debo permanecer firme como el cauce. si no permanezco fiel a mí mismo, las aguas harán de mí lo que quieran, y me llevarán como un tronco sin voluntad hasta el mar"

El guardián dijo: "maestro, yo he estado vigilando toda mi vida y nunca pensé en vigilarme a mí mismo. Mañana por la noche te acompañaré para que me muestres el camino. Yo ya sé vigilar, pero deseo mirar en tu misma dirección"